En algunas ciudades
de Italia la tensión entre italianos y chinos es alta.
El rápido influjo de
los trabajadores inmigrantes chinos y el dramático impacto que tienen en el
mercado laboral han sorprendido a Italia con la guardia baja,
particularmente en los centros industriales del norte.
Prato, la principal
ciudad textilera de Italia, se encuentra en el corazón de un choque
cultural que está transformando la manera en que opera la industria textil.
Los inmigrantes
chinos están llegando a Prato para trabajar en las miles de fábricas, almacenes
y maquiladoras de la ciudad que proveen de ropa e hilo a la industria de la
moda italiana.
Muchos de los chinos aquí son 'clandestini', ilegales
Francesco Nannucci, director de Investigaciones de la
policía de Prato
Hoy día, Prato tiene
la mayor comunidad china del país, unas 25.000 personas, lo cual representa
casi al 15% de los habitantes de la ciudad.
Y las autoridades están preocupadas.
"Muchos de los
chinos aquí son 'clandestini', ilegales. Tenemos grandes dificultades para
detenerlos. Y desde que llegaron, ha crecido el delito en la ciudad", dice
Francesco Nannucci, director de investigaciones de la policía de Prato.
Trabajador chino en la empresa textil Guipel
Los trabajadores
chinos han sido objeto de hostilidad por algunos italianos.
La policía patrulla el barrio chino de Prato todos los días.
Es un área llena de tiendas chinas, servicios y restaurantes. Casi todos ellos
han surgido en los últimos años.
En una redada, diez
chinos indocumentados fueron descubiertos en una maquiladora de una calle
marginal, trabajando con máquinas de coser.
Había un niño
presente, camas, un baño y una cocina. Dormían, cocinaban, trabajaban y criaban
a sus hijos en ese pequeño almacén.
Transformación global
Hasta un tercio de
los inmigrantes chinos en Italia podrían ser ilegales.
Letrero en italiano en la entrada a un restaurant "Trattoria Cinese"
El barrio chino de Milán mantiene ejemplos de la mezcla de
culturas.
Pero ése no es el único factor que preocupa a las
autoridades: es la manera en que trabajan.
Los chinos están
transformando la forma en que opera la industria textil en Italia y están
llevando la globalización a un reacio mercado italiano.
Miles de chinos
encuentran empleo en las fábricas y almacenes en las zonas industriales de las
afueras de Prato. Muchos de esos sitios son ahora propiedad de patrones chinos.
La mayoría viene de
una ciudad en China, Wenzhou, situada en la provincia de Zhejiang, justo al
sur de Shanghai, también una región
textilera.
Llegan a Italia de
una de dos maneras: sea con ayuda de bandas delictivas de tráfico humano o como
turistas que se quedan más tiempo del que dictan las visas.
El alcalde de Prato, Marco Romagnoli
Muchos italianos los
acusan (a los chinos) por sus problemas económicos
Marco Romagnoli, alcalde de Prato
Prato, junto con Roma, Nápoles y Milán, son las ciudades más
buscadas.
Es ahí donde está el trabajo y donde están establecidas las
redes chinas que permiten absorber a los recién llegados.
"Mi familia entera está aquí: mi tío, mi tía, mi madre,
mi padre y mi hermana", explica Cheng, joven de 18 años parado entre
percheros de miles de camisetas, faldas, pantalones y vestidos.
"Trabajamos muy duro", presume. "¡Algunas
veces día y noche!".
Moda Pronto
En el taller situado atrás del almacén, Cheng y su familia
trabajan duro para producir esta ropa en un tiempo tan corto como sea posible,
y tan barato como sea posible.
Pueden rebajar el precio -y los salarios- de sus homólogos
italianos. El pago que reciben podría
ser tan bajo como US$3 la hora, y podrían producir 20 vestidos por sólo US$200
en total.
La ropa es comprada por vendedores de toda Italia y del
resto de Europa.
Prato se ha
convertido en el principal centro de distribución de lo que se ha venido a
llamar la "Moda Pronto" o "moda rápida".
Esta es una invención china: mercancía "hecha en
Italia" producida bajo condiciones chinas.
Prato también se ha convertido en un centro para la
importación de ropa barata de la misma China.
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