Aprovechando la creciente demanda, también los grandes
vendedores de ropa, como C&A y H&M, se suman a la oferta de prendas de
algodón orgánico. Pero existen grandes diferencias en la producción entre las
que venden ellos y las de las empresas especializadas.
La idea de producir ropa
exclusivamente de fibras naturales y vender vestidos procedentes de agricultura
o ganadería orgánica surgió en Alemania ya hace unos 35 años. Alemania fue uno
de los primeros países donde se movía algo en este sentido. Fueron los años 70
cuando casi todas las prendas ofrecidas en las tiendas y grandes almacenes eran
de fibras sintéticas o de tejido de mezcla y cuando la Revolución Verde en la
agricultura celebraba su gran boom.
HESSNATUR
Heinz Hess, ganadero y economista industrial, fue uno de estos pioneros. Al conocer a Jörg Petersen, un antropósofo convencido, se dio cuenta de la necesidad de una convivencia en armonía entre hombre y Naturaleza. Cuando su esposa se quedó embarazada pensó que no quería vestir a su hijo con fibras sintéticas y/o contaminadas con pesticidas. Eso fue el desencadenante para llevar a cabo una idea que dormitaba ya hacía tiempo en su subconciente: fundar una tienda de ropa saludable con el nombre hessnatur. Con el tiempo, esta firma se convirtió en la mayor empresa europea de venta por catálogo de prendas orgánicas. Desde el 2008 tiene, aparte de sus sedes en Alemania, Austria y Suiza, otra más en los Estados Unidos. Fue miembro fundador de la Asociación Internacional de la Industria de Textiles Naturales (IVN en siglas alemanas) y entró a la Fair Wear Foundation.
A hessnatur les siguieron otros: a mitades de los años ochenta Reinhard Maas fundó su empresa de venta por correpondencia de prendas naturales y orgánicas Maas, y en 1987 el ex-gerente del Ökoinstitut Freiburg, Leo Pröstler, creó una tercera empresa de este índole: el Waschbär-Versand. “Waschbär surgió de un impulso político de contrarestar la falta de conciencia ecológica en la sociedad“, cuenta Barbara Engel, portavoz de esta empresa. Comenzaron con la oferta de detergentes ecológicos, de pronto ampliaron el surtido ofreciendo también una pequeña sección de ropa. “Sin embargo, no se trató de prendas orgánicas todavía sino sólo de textiles naturales para oponerse al boom del poliéster. El algodón orgánico lo empezamos a vender más adelante“, explica Engel. Hoy ya un 75% de las prendas de algodón de Waschbär proceden de la agricultura ecológica y desde el septiembre de 2010 pertenece, como hessnatur, a la Fair Wear Foundation. También Maas cubre la mayor parte posible de su surtido con fibras de origen de agricultura o ganadería ecológica. Opta por los producentes más regionales posibles y tiene prendas con el sello certificador Ivn Best en su surtido.
EL TIEMPO DE LOS CAMBIOS
A principios de este siglo el sector experimentó cambios profundos: en 2001 hessnatur pasó al Primondo Speciality Group detrás de lo cual se esconde el fondo de pensiones del consorcio insolvente Arcandor, Karstadt-Quelle Mitarbeiter Trust. Según Verena Kuhnert, portavoz de prensa de hessnatur, Hess mismo –que murió cinco años más tarde– aprobó la venta con el compromiso de que la filosofía de su empresa siguiera siendo la misma.
Gran revuelo entre trabajadores y clientes causó, sin embargo, a finales de 2010, la noticia de que el fondo de pensiones quería vender hessnatur al inversor de capital riesgo estadounidense Carlyle, que está metido además en negocios de armas. De este shock nació la idea de empleados, clientes y organizaciones como Attac de fundar la cooperativa hnGeno con el fin de comprar la empresa e impedir así la venta a Carlyle. A pesar de que ya dispone de suficiente recursos, los propietarios de hessnatur todavía no dan señales de si están dispuestos a negociar con ella.
Kuhnert, por su parte, no quiere pronunciarse sobre el futuro de hessnatur. La venta al inversionista estadounidense parece paralizada por el momento y, según la versión oficial, no hay nada seguro. Walter Strasheim-Weitz, miembro de la junta directiva de hnGeno, advierte, sin embargo, de que la noticia de una posible venta a Carlyle también apareció poco después de que Primondo Speciality Group hubiera declarado que no quería vender hessnatur en breve.
WASCHBÄR
También Waschbär pasó a nuevas manos: Prösler contrató a principios del nuevo milenio al agricultor biodinámico suizo Ernst Schütz como gerente. Este no pudo salvar el consorcio de la insolvencia pero logró entonces encontrar inversores y poner el negocio otra vez en marcha. Desde el 2002 forma parte de la Triaz Group al cual pertenece también el Panda Versand, otra venta por catálogo de productos ecológicos insolvente, que recientemente cambió su nombre a Vivanda. En 2006 Schütz compró a Waschbär. Con una política de la compañía sólida y una ampliación de la oferta textil logró sacar adelante su negocio y pagar todas sus deudas.
Hoy hessnatur cuenta ya con casi un millón clientes fijos y tenía en el año económico 2010/11 un volumen de ventas de 73 millones de euros. Eso significa un aumento de más de un 20% en comparación con el año anterior mientras que la ganancia se duplicó en el mismo tiempo superando los cinco millones de euros. Waschbär, por su parte, llegó el año pasado con su sector de ropa a un volumen de ventas de unos 25 millones de euros. Maas es con unos 60.000 clientes de venta por catálogo y un volumen de ventas de unos 10 millones de euros el más pequeño de los tres. Pero también esta empresa sacó provechó de la ola verde en la sociedad alemana: Aparte de sus tiendas en Gütersloh, Bad Homburg, Bielefeld y Oldenburg abrió en el 2010 una nueva tienda en Hamburgo y en mayo de 2011 otra más en el barrio alternativo chic de Berlín, Prenzlauer Berg. A pesar de que sus cifras de ventas por catálogo se estancan, la gerencia sespera de esta manera más clientela.
LOS GRANDES SE SUMAN
A la vista del creciente interés de la población, también los grandes almacenes entraron en el negocio con las prendas de algodón orgánico. Con unos 15.000 de toneladas H&M fue en el 2010, según la ONG Textile Exchange, el mayor comprador de algodón certificado orgánico en el mundo.
En 2004 mezcló esta
fibra en las primeras prendas infantiles y desde el 2007 ofrece también algunas
de un 100% de algodón orgánico certificado por la IMO o la Control Union. Para
el 2020 H&M prevé usar sólo algodón procedente de la agricultura ecológica,
reciclado o de la Better Cotton Iniative.
El número dos de los compradores de algodón ecológico es la cadena de ropa C&A. Desde el 2007 ofrece productos textiles de este material para el mercado de masas. En los últimos cuatro años vendió, según cifras propias, más de 60 millones de prendas de este índole en sus almacenes europeos, un 45% de ellos en Alemania, lo que equivale a la parte general de este país en su volumen de ventas. Mientras sólo un 1,1% de la producción mundial de algodón es orgánico, en el caso de este gigante textil ya son un 13 por ciento de los productos de algodón.
El número dos de los compradores de algodón ecológico es la cadena de ropa C&A. Desde el 2007 ofrece productos textiles de este material para el mercado de masas. En los últimos cuatro años vendió, según cifras propias, más de 60 millones de prendas de este índole en sus almacenes europeos, un 45% de ellos en Alemania, lo que equivale a la parte general de este país en su volumen de ventas. Mientras sólo un 1,1% de la producción mundial de algodón es orgánico, en el caso de este gigante textil ya son un 13 por ciento de los productos de algodón.
También Nike, Adidas y la venta por catálogo Otto tienen cada vez más
prendas de algodón orgánico en su oferta.Gran daño causó a principios de 2010 la noticia publicada en el Financial Times Deutschlandque se habían encontrado entre el algodón orgánico usado por H&M, C&A y Tchibo organismos genéticamente manipulados. Según
IVN, luego se comprobó que fue un borrego. Pero las consecuencias para los
grandes almacenes fueron enormes. Muchos consumidores aún dudan de la
credibilidad de la ropa de algodón ecocertificada ofrecida por ellos.
No obstante, la participación de los grandes es un paso muy importante para que
la moda verde se establezca en Alemania como en otros países. “Estoy un gran
fan de estos consorcios que intentan de usar cada vez más algodón orgánico“
dice Kirsten Brodde, autora y experta en textiles ecológicos. “hessnatur va
mucho más allá, vendiendo por ejemplo ropa de comercio justo. Pero en
comparación con C&A es un enano. Son los grandes que hacen la ropa de
algodón orgánico accesible para todos los ciudadanos y hacer crecer así la
demanda a este material. También lo hacen más atractivo para los jóvenes que
quieren vestirse según la moda actual y no con un look alternativo.
“El estilo de vida verde ha llegado al corazón de la sociedad alemana“, afirma Brodde. “La gente está dispuesta de pagar unos euros más por eso“. En las escuelas alemanas de moda se enseñan principios éticos y ecológicos y la feria BioFach cuenta con más de 100 sellos textiles verdes y más de 40 tiendas especializadas en este sector en Alemania, de las cuales la mitad abrió en el 2010. La demanda es quizás la más grande en Europa pero hay que tomar en cuenta que Alemania tiene más habitantes. “Gran Bretaña también tiene un mercado grande y estable con más productos de comercio justo“, explica Brodde.
LOS CONSUMIDORES
En este sentido los consumidores alemanes pueden aprender todavía algo de los ingleses: el hecho de usar algodón orgánico no garantiza que las condiciones de trabajo en el campo o las fábricas textiles sean justas ni que el producto final tenga una huella ecológica pequeña. Mientras que no lleva los sellos GOTS o IVN BEST lo más probable es que haya sido tratado y producido bajo las mismas condiciones miserables para trabajadores y medio ambiente como los de algodón convencional u otros materiales. El sello Oeko-Tex 100 que llevan por ejemplo las prendas de C&A señala que no sean tintadas por colores cancerígenos o alérgenos y que no contengan sustancias bioactivas. Por lo demás presta solamente atenció sobre el estado de la contaminación química de la prenda, no sobre las condiciones de su producción.
A quien le importa en Alemania también la crisis climática o que las costureras chinas reciban un sueldo digno... compra mejor a hessnatur, Waschbär o Maas. Sin embargo, hay que fijarse también aquí qué sello llevan los productos porque sólo la mayoría de ellos son de agrícultura o ganadería ecológica. Y no todos están fabricados con los estándares estrictos sociales de la IVN. La pertenencia de los dos primeros a la Fair Wear Foundation les compromete sólo en caso de los demás productos a exigir a sus proveedores mejores condiciones de trabajo para sus obreros en un plazo de tres años. Sin embargo, estos eligen a sus proveedores con mucho cuidado: ni Waschbär ni Maas venden jeans blanqueados con cloro ni tratados con chorro de arena. Y “en caso de nuestros productos de China el control de los estándares requiere un mayor esmero, ya sólo por el historial de este país como país con sueldos bajos“, explica Kuhnert.
OTROS MATERIALES
Entre las fibras naturales el algodón es el protagonista. Su tacto en la piel resulta agradable y absorbe muy bien la humedad. Sin embargo, conlleva el gasto de enormes cantidades de agua durante su crecimiento en el campo. “Como solista es maravilloso pero hacen falta más músicos en la orquestra“, explica Brodde. En Alemania las alternativas entre las fibras naturales son en este momento la lana, la seda, el lino, pero también materiales casi olvidados en el mundo textil como la ortiga o el cañamo, que necesita sólo poca agua y pocos nutrientes y prospera también en zonas menos cálidas, como Alemania. Sin embargo, en comparación con el algodón, todavía hay muy pocas prendas fabricadas de estas fibras.
Pionero es en este campo, según Brodde, otra vez hessnatur. Promueve tanto el cultivo de plantas de las cuales se pueden obtener las materias primas como experimenta con su tratamiento en la producción téxtil. Entre los proyectos destaca el del cultivo de lino orgánico en Hesse para fabricar ropa para la venta propia. "En 2005 comenzamos el cultivo cerca de Gießen y Alsfeld con el apoyo del land Hesse y en cooperación con el Instituto de Investigación Biodinámica en Darmstadt/ Bad Vilbel“, explica Kuhnert. “Así revivimos una tradición que durante mucho tiempo ya no tenía importancia ninguna en Hesse“ dice. Como en Alemania cayeron en olvido, la preparación de las fibras y el hilo se realiza en Holanda e Italia. La ropa se confecciona otra vez en Hesse. Hoy en día, la empresa cubre la mitad de su demanda de lino con cultivos autóctonos.
“El estilo de vida verde ha llegado al corazón de la sociedad alemana“, afirma Brodde. “La gente está dispuesta de pagar unos euros más por eso“. En las escuelas alemanas de moda se enseñan principios éticos y ecológicos y la feria BioFach cuenta con más de 100 sellos textiles verdes y más de 40 tiendas especializadas en este sector en Alemania, de las cuales la mitad abrió en el 2010. La demanda es quizás la más grande en Europa pero hay que tomar en cuenta que Alemania tiene más habitantes. “Gran Bretaña también tiene un mercado grande y estable con más productos de comercio justo“, explica Brodde.
LOS CONSUMIDORES
En este sentido los consumidores alemanes pueden aprender todavía algo de los ingleses: el hecho de usar algodón orgánico no garantiza que las condiciones de trabajo en el campo o las fábricas textiles sean justas ni que el producto final tenga una huella ecológica pequeña. Mientras que no lleva los sellos GOTS o IVN BEST lo más probable es que haya sido tratado y producido bajo las mismas condiciones miserables para trabajadores y medio ambiente como los de algodón convencional u otros materiales. El sello Oeko-Tex 100 que llevan por ejemplo las prendas de C&A señala que no sean tintadas por colores cancerígenos o alérgenos y que no contengan sustancias bioactivas. Por lo demás presta solamente atenció sobre el estado de la contaminación química de la prenda, no sobre las condiciones de su producción.
A quien le importa en Alemania también la crisis climática o que las costureras chinas reciban un sueldo digno... compra mejor a hessnatur, Waschbär o Maas. Sin embargo, hay que fijarse también aquí qué sello llevan los productos porque sólo la mayoría de ellos son de agrícultura o ganadería ecológica. Y no todos están fabricados con los estándares estrictos sociales de la IVN. La pertenencia de los dos primeros a la Fair Wear Foundation les compromete sólo en caso de los demás productos a exigir a sus proveedores mejores condiciones de trabajo para sus obreros en un plazo de tres años. Sin embargo, estos eligen a sus proveedores con mucho cuidado: ni Waschbär ni Maas venden jeans blanqueados con cloro ni tratados con chorro de arena. Y “en caso de nuestros productos de China el control de los estándares requiere un mayor esmero, ya sólo por el historial de este país como país con sueldos bajos“, explica Kuhnert.
OTROS MATERIALES
Entre las fibras naturales el algodón es el protagonista. Su tacto en la piel resulta agradable y absorbe muy bien la humedad. Sin embargo, conlleva el gasto de enormes cantidades de agua durante su crecimiento en el campo. “Como solista es maravilloso pero hacen falta más músicos en la orquestra“, explica Brodde. En Alemania las alternativas entre las fibras naturales son en este momento la lana, la seda, el lino, pero también materiales casi olvidados en el mundo textil como la ortiga o el cañamo, que necesita sólo poca agua y pocos nutrientes y prospera también en zonas menos cálidas, como Alemania. Sin embargo, en comparación con el algodón, todavía hay muy pocas prendas fabricadas de estas fibras.
Pionero es en este campo, según Brodde, otra vez hessnatur. Promueve tanto el cultivo de plantas de las cuales se pueden obtener las materias primas como experimenta con su tratamiento en la producción téxtil. Entre los proyectos destaca el del cultivo de lino orgánico en Hesse para fabricar ropa para la venta propia. "En 2005 comenzamos el cultivo cerca de Gießen y Alsfeld con el apoyo del land Hesse y en cooperación con el Instituto de Investigación Biodinámica en Darmstadt/ Bad Vilbel“, explica Kuhnert. “Así revivimos una tradición que durante mucho tiempo ya no tenía importancia ninguna en Hesse“ dice. Como en Alemania cayeron en olvido, la preparación de las fibras y el hilo se realiza en Holanda e Italia. La ropa se confecciona otra vez en Hesse. Hoy en día, la empresa cubre la mitad de su demanda de lino con cultivos autóctonos.
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